Marindia y Epicuro

Es domingo y dejó de llover. Temprano en la mañana cayeron unas gotas y luego, pasado el mediodía, salió el sol. Comencé a caminar desde Las Toscas en dirección a Atlántida. Atravesé algunas callecitas en zigzag y desemboqué en la playa. Calcé unos auriculares y allí empecé, acompañado de una selección de canciones de Brasil. Algo de Caetano, algo de Gilberto, algo de Jorge Ben y unas cosas nuevas de hip hop que me recomendó el Ruso. Entre ellas, Mano Brown y Criolo. Anduve en algunas cavilaciones en relación al amor. El caminar no es una solución mágica, pero aclara los pensamientos. Hace que muchas de nuestras contradicciones se suavicen. Dejo librado a la experimentación de cada uno el observar ese efecto. Desde ya que no en todas las personas funciona de la misma manera. En mi caso, y también sucede así cuando salgo a correr, esa suavidad, o incluso a veces la disolución de una contradicción surge a posteriori. Como si en el caminar aún no pudiesen vislumbrarse d...