El sentido de la fibra

Foto - Silvia Goya (Misiones)
                                               
Uno de los primeros conceptos que se incorporan a la hora de aprender a encuadernar es que el sentido de la fibra del papel debe ser siempre paralelo al lomo. El sentido de fibra es la dirección hacia la cual están acomodadas las fibras del papel, como resultado del proceso de elaboración. Los papeles hechos a mano, ya sean hechos a partir de fibras naturales o reciclados a partir de recortes de otros papeles, tienen sus fibras dispersas en diferentes sentidos.

Por supuesto, como todo principio, es flexible. Ayuda al mejor funcionamiento del interior del libro. Y por lo tanto, también, a su duración en el tiempo. En el caso de los cartones de las tapas también debe seguirse el principio, ya que de lo contrario las tapas tenderán a arquearse.

Es posible encontrar ediciones económicas con el sentido de fibra al revés. La encuadernación suele ser pegada o Binder. En esos casos es usual que el pegamento se termine quebrando y las hojas empiecen a soltarse de a una o de a varias. Cuando sólo es una hoja la que ha decidido salirse del libro, la reparación es simple: basta con encolar un borde del papel, y reinsertarlo nuevamente en su lugar.


Cuando se han salido varias hojas, lo recomendable es emprender la tarea de despegar, con cuidado, todas las hojas. Luego deben ser prensadas y con una lija fina y mucha paciencia desprender los restos de pegamento que se encuentran en el lomo. Una vez limpio el lomo podrá encolarse nuevamente, con o sin cuerdas, según el sistema elegido.

Otra aplicación práctica del sentido de la fibra es la dirección del encolado. Es recomendable encolar en dirección similar al sentido de fibra. De ese modo evitamos que el papel se ensanche, como efecto de la humedad que le generamos con el pegamento.

El concepto de sentido de la fibra tiene relación con el gramaje de los papeles. Si por motivos de economía o aprovechamiento del papel debemos encuadernar con la fibra al revés, es recomendable que el gramaje no sea superior a 90. En caso de trabajar con un gramaje superior, el hecho de utilizar la fibra al revés entorpecería enormemente la apertura del libro.


Entre las pruebas que existen para determinar el sentido de fibra de un papel, la más recomendada es el rasgado. Se colocan los dedos pulgar e índice apretando uno de los bordes del papel, se presiona levemente y casi como con la uña se le genera un pequeño raspado a la hoja. Cuando rasguemos en dirección contraria a la fibra, ésta generará una ondulación pronunciada. Cuando rasguemos en dirección favorable a la fibra, la hoja presentará una ondulación mínima.  Esto se debe a que yendo a favor, la fibra se afecta en menor medida.

La otra prueba conocida consiste en cortar dos tiras de papel. Una de cada dirección posible. Ancho y largo. Humedecer levemente los dedos anteriormente nombrados, y humedecer cada una de las tiras de papel. Como si estuvieran deshojando o casi acariciando un pequeño tallo. La tira que no se dobla, es la que nos indica el sentido.


Entonces, cuando abrimos un libro de tapas duras y las hojas caen con suavidad, es porque se ha colocado correctamente el sentido de fibra.




Gervasio Monchietti

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