Devoto-Retiro
La línea San Martín termina su recorrido en Retiro. Desemboca la punta de línea donde una marea humana sigue su camino. Durante el trayecto se pasa de zonas con mucho verde a zonas más pobladas. Aumentan los ranchitos y el chaperío. Algunas casas son sólo mesa y colchón, al aire libre.
Desde el tren es posible ver los basurales. La cara de la gente suele ser seria, salvo por la sonrisa de algún niño, una pareja que se besa o un músico que altera la monotonía con una guitarra.
A veces me pregunto cómo es que el cuerpo se acostumbra a las rutinas. Las cosas van formando un universo que nos ancla. Pero el espacio propio es una síntesis inmaterial. No hay fórmulas.
Espero la salida del barco. El motor ronronea y es casi imperceptible un bamboleo. Se oyen celulares. Una chica dormita cara al sol. Algunos conversan. Las ventanillas del barco están sucias y eso afea la vista del afuera. En una hora estaremos en Colonia. Hay nubes. Cada tanto algún rayito se cuela entre los grises. Flotamos.
Desde el tren es posible ver los basurales. La cara de la gente suele ser seria, salvo por la sonrisa de algún niño, una pareja que se besa o un músico que altera la monotonía con una guitarra.
A veces me pregunto cómo es que el cuerpo se acostumbra a las rutinas. Las cosas van formando un universo que nos ancla. Pero el espacio propio es una síntesis inmaterial. No hay fórmulas.
Espero la salida del barco. El motor ronronea y es casi imperceptible un bamboleo. Se oyen celulares. Una chica dormita cara al sol. Algunos conversan. Las ventanillas del barco están sucias y eso afea la vista del afuera. En una hora estaremos en Colonia. Hay nubes. Cada tanto algún rayito se cuela entre los grises. Flotamos.
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