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Mostrando entradas de 2015

Concierto de ranas

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Villa Serrana es una localidad en el departamento de Lavalleja, ubicada a casi cuarenta kilómetros de la ciudad de Minas. Se accede por un camino de curvas ascendentes que comienza en el kilómetro 145 de la ruta 8. El paisaje es de cerros bajos, con una altura promedio de 230 metros sobre el nivel del mar. Las casas se encuentran separadas unas de otras a cierta distancia y lo que predomina es el paisaje seco, con una pequeña represa donde crecen flores amarillas y violetas. La primera impresión que se tiene al llegar es el silencio, silencio que es respiración del paisaje donde los pájaros dibujan sus trazados en el cielo y las hojas de los árboles, cada tanto, caen en picada girando como trompos. Llegamos cerca de las siete de la tarde y luego de caminar un poco elegimos un lugar donde armar la carpa. De inmediato nos sorprende el sonido de las ranas en un estanque, frente nuestro, con un concierto para bandoneón y orquesta de batracios. A medida que fue cayendo la n...

Geografía

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Montevideo está hecha de repechos  y ondulaciones. Hacia la costa la pendiente hace que las patas quieran largar los pedales. Hay que andar con cuidado porque acá hay pocos semáforos y si bien el tránsito parece un caballo manso, en bajada y viento a favor uno se vuelve velocidad. Hace días fuimos a conocer el Cerro que es la parte más alta de la ciudad. El viento era tanto que embolsó una bolsa y en un segundo se la llevó tan lejos que ni la resistencia de la bolsa ni nuestra mirada ingenua pudieron entender.  Arriba del Cerro hay una fortaleza que es un museo que es mirador. La ciudad tiene un casco antiguo y algunos edificios que crecen de a poco cara al río y ni tan poco. El barrio de Palermo queda al lado de Parque Rodó y ni bien uno baja se encuentra Playa Ramírez.  Acá se practica la caminata larga que no es deporte pero es contemplación. Hace días bajé a la arena y lo encontré al Ruso leyendo un libro de Kerouac. Los perros del Ruso corrían pancho...

El niño de Wong III

III Algo que ocurre en el viaje: empezar a reconocer en algunas caras y en algunos modos, las caras y los modos más cercanos, familiares. Supongo es una manera del extrañar. Como si de ese modo recuperásemos la cordialidad o la confianza. Una manera de acercarse un poco a aquello que está lejos, pero vibrando cerca. No sé cómo explicarlo. Como si fuese posible acortar la distancia. Es algo involuntario. No se anda por la calle buscando parecidos como en un juego, no. Es otra cosa. Lo resume bien Antonio cuando dice que todo es una comedia de distancias.  También ocurre con los lugares: el barrio donde vivo se parece al barrio de Pichincha, en Rosario. Es un barrio de casas bajas, donde la vegetación todavía le juega parejo al cemento. Hay algunas calles de empedrado y la gente saca a pasear a sus perros.  Once, por ejemplo, se parece a calle San Luis. Pero ésta es una maqueta diminuta al lado de Corrientes. Lo que más me gusta de esa calle son las librerías abiert...

El niño de Wong

Ayer trabajé para San. San tiene un local de comida china. Mi tarea es tomar los pedidos, envolver paquetes y preparar las bolsas del reparto. Trabaja con su compañera en la cocina. Hay un cuadro con caballos. Uno negro, uno blanco. Algunos cuadros con ideogramas que no sé qué significan. San es amable y sonríe. Su compañera es callada, tiene esa timidez distante de los orientales. Capas, una encima de la otra. Entre ellos hablan en su idioma. Los pedidos de la policía salen  "sin tapa". Economiza. Cuelgan del techo dos lámparas de papel rojo. Al final del día nos deja elegir algún plato. No hay música mientras se trabaja. Se oye el chirrido del aceite, el cuchillo y la tabla, y algunas palabras en esa música extraña. Me gustaría que me enseñe a cocinar o que me cuente de dónde viene, o cómo hace para llevar la distancia con su tierra. Ahí, supongo hay que empezar a imaginar.

El niño de Wong II

Hoy el día estuvo que no se decidía entre el sol y las gotas. Comimos budín, hicimos cuadernos y nos reímos de algunas cosas del mundo. A veces hablo en plural. Ayer fue un día ecléctico: fui a una muestra de libros antiguos: rollos, pergaminos, dípticos y códices religiosos. Ví una torá que de tan grande parecía una alfombra y unos libros del siglo XII con herrajes, una señora sorprendida por el estado de unos libros que tienen más de quinientos años. Vi un Jesucristo negro, de Etiopía. Después fui a conocer la Reserva, es la zona verde de una ciudad toda cemento. Tomé fotografías hasta que un señor de seguridad, en un puente, me dijo que no se podía. Le pregunté por qué y dijo "es privado". Desde ese lugar se ve todo el contraste de la ciudad: casitas chatas, precarias y edificios como mastodontes desde donde se mueve la economía del país. O buena parte.  En un bracito del río pasaban patos. Las matas de pasto y las nubes se movían un poco al este.  Después fui a ...

Una lengua que asoma

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Entrevista a Reynaldo Jiménez El encuentro con Reynaldo estuvo mediado por una lectura en Montevideo donde lo escuché por primera vez. De su obra sólo había leído “Las miniaturas”, del que me quedan imágenes de sus “cabellos como caballos” y la sensación de pliegue y repliegue del lenguaje para generar imágenes inéditas. Combinamos encuentro cerca de Plaza Serrano (Palermo) y estuvimos conversando sobre el neobarroco, la poesía y un proyecto que comenzó en Espacio Enjambre que se llama “Cinco poetas brasileros”. Nació en Lima, Perú , pero desde los cuatro años vive en Argentina. Compiló la antología “El libro de unos sonidos”, que reúne a 37 poetas peruanos, publicó más de diez libros de poesía. A partir de 1995 llevó adelante la editorial Tsé Tsé. Su curiosidad incluye cruces con la música, el lenguaje audiovisual y la performance. No obstante, es quizá en su recorrido y sus elecciones estéticas donde Reynaldo apoya su fe y sus movimientos. Establece una relación c...

El pullover negro

Hoy caminé todo el día. En una feria compré verdura y frutas. Por la tarde, materiales para el taller. Poco tiempo de andar por la rambla y ver el río. Ese mar tendido y manso. Volví a pasar adelante de la estatua de Confucio. Leí otra vez "La gran armonía". Es raro tenerlo al viejo ahí, grandote y petrificado. El poema está tallado en caracteres chinos y español. Frente a la rambla como si fuera un faro. Con la mano izquierda se toma la mano derecha. También hay un homenaje a Felisberto Hernández que intimida, te mira contrapicado como si estuviera retándote. La primera vez que estuve en Playa Ramírez se celebraba Jemanjá. Una ceremonia dedicada a la diosa del mar. Se le hacen ofrendas y la gente deposita pequeñas barcazas con alimentos. Recuerdo que había coros de gente negra cantando. Había también un chamán que adivinaba el futuro. Esa preocupación, como si el presente no fuera suficiente. Compré dos libros. Uno de cuentos de Juan José Morosoli que se llama "Tierr...

Devoto-Retiro

La línea San Martín termina su recorrido en Retiro. Desemboca la punta de línea donde una marea humana sigue su camino. Durante el trayecto se pasa de zonas con mucho verde a zonas más pobladas. Aumentan los ranchitos y el chaperío. Algunas casas son sólo mesa y colchón, al aire libre. Desde el tren es posible ver los basurales. La cara de la gente suele ser seria, salvo por la sonrisa de algún niño, una pareja que se besa o un músico que altera la monotonía con una guitarra. A veces me pregunto cómo es que el cuerpo se acostumbra a las rutinas. Las cosas van formando un universo que nos ancla. Pero el espacio propio es una síntesis inmaterial. No hay fórmulas. Espero la salida del barco. El motor ronronea y es casi imperceptible un bamboleo. Se oyen celulares. Una chica dormita cara al sol. Algunos conversan. Las ventanillas del barco están sucias y eso afea la vista del afuera. En una hora estaremos en Colonia. Hay nubes. Cada tanto algún rayito se cuela entre los grises. Flotamos...

Presentación de Mecánica del escorpión.

Mecánica del escorpión es un libro de instrucciones. Es un conjunto de poemas que se reúnen para conformar un manual cuyo fin podría ser abarcar lo inabarcable: la máquina y su funcionamiento. O, también, focalizarse en esos puntos de fuga que escapan al instructivo y por momentos, vuelven incomprensible a la experiencia social del sujeto y a su relación con el mundo que lo contiene. Hay una advertencia, una señal que requiere especial atención: para que este mecanismo se ponga en marcha, es necesario tener una guía a mano, una observación previa sobre cómo hacerlo   funcionar.   En esta ‘mecánica’, los movimientos internos son guiados por los movimientos de los otros, los de afuera. Rememorando al carácter instintivo del escorpión, quien clava su aguij ón envenenado de manera involuntaria aunque de eso dependa su vida,   según la famosa fábula, no es contradictorio suponer que su compleja ingeniería también lo vincula con la vida. Y es que el escorpión, así como F...

Entrevista a Ronald Augusto: poesía y crítica desde Brasil

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Ronald Augusto es músico y poeta. Vive en Porto Alegre, estuvo en el Festival de Poesía de Rosario en el 2013. Nos conocimos en el 2011 en Belo Horizonte, en el marco de un encuentro de literatura en portugués y español. Realizó estudios en literatura negra, dicta talleres y cuenta con varios libros publicados. Pueden conocer más sobre su trabajo en su blog http://poesia-pau.blogspot.com.br/  ¿Cómo descubriste la poesía. Recordás quién o qué te hizo conocer por primera vez un poema o un poeta? Descurbrí no la poesía, sino algunas propiedades del género, creo, con mi madre. Pero eso fue algo que conseguí racionalizar sólo cuando fui adulto. El desconcierto que sentí al oír a mi madre leyendo sus poemas causó en mí una impresión tal que terminé por rechazar, en ese momento, la poesía, pues aquella persona no parecía ser mi madre, todo me sonaba artificial y preparado, sus palabras tenían otra cadencia, otro ritmo, no era –como dijo una vez Drummond (de Andrade), a propós...

Un libro para el lector salteado

Relámpagos es un libro álbum, contiene poemas, cuentos y diversos textos breves de una variedad sorprendente. Su carácter fragmentario lo vuelve, a la vez, una antología, una bitácora de notas, una serie de juegos. El humor hacia ciertos gajes del oficio y la reescritura aparecen como un guiño permanente a lo largo del libro. Es ideal para llevar de viaje, sobre todo cuando no sabemos si tendremos ganas de leer poesía, narrativa o ensayo. El libro participa de todos esos géneros a la vez. Tiene el humor de los Ambages de César Fernández Moreno, el trato amable con el lector de Macedonio Fernández y la inventiva de Max Aub. El funcionamiento de los textos que propone Jan de Jager se parece mucho a lo que Fernández Moreno dice sobre los ambages:  "... me parecen maquinitas de pensar, encendedores del sentir; me parecen piedritas, toquillas de la laguna de Chascomús, donde pasé mi infancia. O quizá, evitando la dureza de la piedra, aunque sea recordada con nostalgia, pod...